Entre los diversos recursos con los que cuenta una organización están los denominados simbólicos, que son aquellos elementos susceptibles de evocar en las personas, significados que le den sentido y contexto a la realidad en la que trabajan, al reforzar los valores que la organización ha establecido para orientar la decisión y la acción de sus integrantes. Algunos actúan sobre el plano lógico y racional, y otros sobre la intuición y la emoción, señala Horacio Andrade Rodríguez de San Miguel (1).

Estos recursos son:

  • La historia y la mitología organizacionales,
  • El conjunto de elementos culturales definidos por la organización como visión, misión, valores, creencias y principios que describen lo que en ella se considera importantes, necesario, bueno y deseable,
  • Ceremonias,
  • Identificadores como el manejo del color, el logotipo, la tipografía, los uniformes, los elementos gráficos, la decoración.
Cabe destacar que los diferentes tipos de manifestaciones culturales (simbólicas, conductuales, estructurales y materiales) diariamente envían una enorme cantidad de mensajes que pueden ser consistentes con la imagen que la organización quiere dar de sí misma o que no pueden serlo, si éste fuera el caso, la dualidad de mensajes generará confusión, desconfianza y malestar.

De ahí que una adecuada Administración de Recursos Simbólicos –ARSconduzca a lograr que éstos sean aprovechados óptimamente en una organización.

¿Quiénes deben administrar los recursos simbólicos?

La principal responsabilidad recae en el director general – o su equivalente-, él y sus colaboradores inmediatos son los encargados de definir qué valores deben guiar las acciones organizacionales, a dónde deben encaminarse los esfuerzos, qué estrategias hay que seguir, qué objetivos se tienen que alcanzar y en qué plazo, cuál es la imagen que desean proyecte la organización, al interior como al exterior.

Por ello, deben fomentar, apoyar y dirigir las estrategias de comunicación mediante las cuales se difundan los valores deseados para su interiorización, por parte de los miembros del sistema, y a su conocimiento entre las personas y entidades ajenas a la organización, contando con la asesoría de un especialista en comunicación, o de un equipo de consultores internos y/o externos.

Luego de definir los valores se debe planear y promocionar, esto es actuar en todos los campos hasta que los valores que se persiguen sean una realidad.

Enviado por: Antonieta Azáldegui Moscol


(1)
En su artículo Cultura Organizacional, Administración de Recursos Simbólicos y Comunicación, publicado en: Fernández Collado Carlos, La Comunicación en las Organizaciones (2005). México. Edit.
Trillas, pp. 94-97

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